La cocina tradicional japonesa procura que en
cada comida haya alimentos de todos los reinos: verduras de hoja, algas,
raíces, troncos, frutos, semillas, pescado, carne (en pequeñas cantidades). El
arroz, por supuesto, es el elemento imprescindible por excelencia.
De todas formas, preparar comida japonesa fuera
de Japón puede constituir toda una aventura. Y es que hay verduras propias del país y otros
ingredientes elaborados que son muy difíciles de encontrar fuera de la isla
nipona. Sin embargo, con un poco de imaginación y una gran dosis de
creatividad, pueden lograrse platos muy similares a los originales.
En Japón los platos no se presentan uno detrás de
otro como en occidente, sino que son servidos todos a la vez. Normalmente, un
menú japonés tiene un plato principal y otros dos más pequeños, acompañados de
sopa y arroz. Suele empezarse por la sopa, para seguir después con las
verduras, acompañadas de arroz, y terminar con más sopa. Esto permite que el
menú no sea aburrido, porque se pueden combinar varios sabores muy distintos, y
además de una forma muy ligera.
Sin duda, las características de su cocina influyen
notablemente en que el japonés sea el pueblo con más esperanza de vida y más
personas centenarias del mundo. Por una parte, los alimentos son cocidos en
tiempos muy cortos, permitiendo que conserven todas sus propiedades y su valor
nutritivo.Además, esto les da una textura crujiente, que ayuda a masticar y
ensalivar y, por lo tanto, favorece la digestión.
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